El Día en que Checo Pérez se Perdió en Zandvoort: ¿Qué Pasará Ahora?
Sergio Pérez, el querido piloto tapatío de Red Bull, no tuvo su mejor día en el Gran Premio de Zandvoort. Su desempeño fue más errático que una visita al Tío Chuy en fiestas patrias, y, mientras algunos pilotos danzaban en la pista como si estuvieran en una fiesta de cumbia, Checo se dio cuenta de que su ritmo estaba más perdido que un celular en una fiesta. En una clara expresión de frustración, el mexicano mencionó la necesidad de entender por qué sus tiempos no estaban a la altura, especialmente tras ver el rendimiento de los McLaren y Ferrari, que se comportaron como si estuvieran en otro planeta.
El ritmo, esa maravillosa melodía que se espera de un buen piloto, fue un tema recurrente para Checo. Aseguró que hay mucho trabajo por hacer, y aunque sonó optimista, también dejó claro que el camino por delante es una montaña rusa de desasosiego. Resaltó la importancia de entender los problemas de su monoplaza y cómo esto les afecta en la pista. Es como si tuviera que hacer un exorcismo a su auto después de que algunos “demonios de velocidad” le robaran la potencia.
Además, cuando se refiere a ver a los McLaren volar, es como si le dieran una patada a la autoestima. McLaren se ha mostrado más fuerte que una caguama a la mitad de una fiesta y eso no se lo traga bien el tapatío. Ahora la mentalidad es “mantener la cabeza baja y concentrarse”. Claro, suena fácil, pero en la F1 no se trata de hacer trabajos de nivel secundaria; cada carrera es una guerra, y el próximo campo de batalla será Monza. La presión está más alta que lo que le quitas al licuado después de una borrachera. ¿Logrará Checo recuperar su ritmo y hacer que Red Bull lo respete de nuevo, o terminará siendo el mejor amigo de los polls después de una cena de Navidad?
¿Qué les parece la posibilidad de que McLaren le haga sombra a Checo en el próximo Gran Premio? Y pensando más allá, ¿qué tanto influye la presión en el rendimiento de un piloto?